El éxito del proceso de coaching se fundamenta en la necesidad de descubrir nuevos caminos, en la ayuda necesaria para poder alcanzar nuestras metas. El coaching es el proceso de aprendizaje que cubre el vacío entre lo que somos ahora y lo que queremos ser.
Don Sula, un coach deportivo americano, dice que para ayudar a la gente a que desarrolle sus habilidades, para lograr lo mejor de sí, hay que centrarse en cinco principios básicos:
- Ser orientado por nuevas convicciones.
- Capacidad de aprender y de superarse.
- Mantener una actitud de escucha abierta.
- Ser consistente.
El peor enemigo del coaching es la propia mente de las personas. Es necesario dedicar tiempo y esfuerzo en variables como la motivación, la autoestima, la autoconfianza, la creatividad y el compromiso. Es necesario pasar a la acción estableciendo una buena pauta de contenido para alcanzar la meta, y la herramienta clave para conseguirlo es el cambio.
La actitud con la que nos enfrentamos a un proceso de coaching es fundamental para alcanzar el éxito, ya que se trata de un trabajo bidireccional en el que coach y coachee trabajan juntos para alcanzar la felicidad. El coaching, en cuanto proceso, aumenta la conciencia, produce responsabilidad y genera confianza para aumentar de manera sostenible el rendimiento.
La motivación aparece en dos momentos clave: en el inicio y durante el cambio. Para aceptar el proceso de coaching y culminarlo con éxito, la motivación es muy importante. Otros conceptos relacionados como la confianza y la autoestima también lo son, ya que si alguien no confía en sus habilidades ni en la opción de desarrollarlas no podrá iniciar el proceso: