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Usabilidad y accesibilidad de Internet

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Entre las numerosas definiciones que existen del término usabilidad, hemos escogido la del académico de la Universidad de Granada, Yusef Hassan: “usabilidad es la disciplina que estudia la forma de diseñar sitios web para que los usuarios puedan interactuar con ellos de la forma más fácil, cómoda e intuitiva posible. La mejor forma de crear un sitio web usable es realizando un diseño centrado en el usuario, diseño para y por el usuario, en contraposición a lo que podría ser un diseño centrado en la tecnología o uno centrado en la creatividad u originalidad.” Para medir la usabilidad de un sitio web se estudian diferentes factores entre los que se encuentran:

  • Facilidad de aprendizaje: define en cuánto tiempo un usuario puede aprender a usar y realizar operaciones básicas en un interfaz que no conoce.
  • Facilidad y eficiencia de uso: determina la rapidez con que se pueden desarrollar las tareas, una vez que se ha aprendido a usar el sistema.
  • Facilidad de recordar cómo funciona: es la capacidad de recordar las características y forma de uso de un sistema para volver a utilizarlo en el futuro.
  • Frecuencia y gravedad de errores: plantea el apoyo que se les entrega a los usuarios ante errores que cometen al usar el sistema.
  • Satisfacción subjetiva: indica lo satisfechos que quedan los usuarios cuando han empleado el sistema.
En la Web 2.0, la usabilidad pasa de ser una característica más a ser un requisito. Es un factor clave para que las personas participen cada vez más activamente en la Web. Como dice Steve Krug, experto en usabilidad y autor del libro “No me hagas pensar”: si algo no es fácil de usar, lo hago menos. Este énfasis en la usabilidad, junto a mayor velocidad y capacidad de los sistemas, han permitido la participación de personas comunes que no cuentan con grandes conocimientos en el uso de la tecnología. Como hemos visto a lo largo del tema, la Web 2.0 deja la creación y edición de los contenidos en manos de los usuarios finales. En este contexto, el arquitecto de información ya no tiene el control sobre la organización detallada de la información, simplemente se centrará en establecer las reglas de participación y las interfaces de forma que motiven a los usuarios a formar parte activa de los sistemas. Según define el World Wide Web Consortium (W3C), la Accesibilidad web consiste en el acceso universal a la web, independientemente del tipo de hardware, software infraestructura de red, idioma, cultura, localización geográfica y capacidades de los usuarios. Y es que este organismo, y en especial su grupo de trabajo web Accesibility Initiative (WAI), es el encargado de promover la Accesibilidad. Para esto, en el año 1999 publicaron la versión 1.0 de sus pautas de accesibilidad. Éstas aparecen divididas en tres bloques:
  • Al Contenido en la Web (WCAG): indican cómo hacer que los contenidos del sitio Web sean accesibles.
  • Para Herramientas de Autor (ATAG): dirigidas a los desarrolladores de software para que sus programas faciliten la creación de sitios webs accesibles.
  • Para Agentes de Usuario (Aplicaciones informáticas que acceden a la World Wide Web. Pueden ser desde navegadores web hasta teléfonos móviles) (UAAG): dirigidas a sus desarrolladores para que estos programas faciliten a los usuarios el acceso a los sitios web.
En diciembre de 2008 se aprueban las WCAG 2.0 (que siguen vigentes en la actualidad). Estas nuevas pautas de accesibilidad afectan a todo tipo de contenido en la Web: no solo los documentos HTML; sino también archivos PDF, presentaciones PowerPoint o documentos de Word. Estas pautas se organizaron en torno a cuatro principios teóricos: Principios Perceptible. El contenido debe ser perceptible a uno o más sentidos, aunque sea una persona ciega o con baja visión. Para ello, algunas de las pautas a seguir son:
  • Que se ofrezcan alternativas textuales al contenido no-textual. El texto es la morfología de información más adaptable, ya que se puede convertir a voz, se puede ampliar, se puede cambiar de color,… por eso, tanto imágenes como gráficos o tablas se deben ofrecer de forma alternativa al texto.
  • Que haya contraste entre primer plano y fondo y que se pueda ampliar el texto.
Robusto. El contenido debe ser compatible al máximo con las tecnologías actuales y futuras. Operable. Que cualquier usuario pueda realizar la interacción necesaria para actuar con el contenido. Para ello, algunas de las pautas a seguir son:
  • Que se pueda interactuar con el contenido utilizando el teclado. Por ejemplo rellenar formularios utilizando el tabulador.
  • Que el contenido sea navegable, con documentos estructurados semánticamente mediante niveles de encabezado, listas y tablas bien marcadas.
Comprensible. Debe ser comprensible tanto la información como la interacción. Para ello, alguna de las pautas a seguir son:
  • Que se indique el idioma del documento.
  • Que el documento esté redactado de forma clara y precisa.