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El género

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El sustantivo forma el masculino con el morfema -o y más raramente -e ("héroe") y el femenino con el morfema -a, y algunas veces con los morfemas -triz, -esa, -isa o -ina (actor, actriz; abad, abadesa; poeta, poetisa; héroe, heroína). Hay excepciones, como mano, dinamo y seo que son femeninos aunque acaben en -o; inversamente, algunos nombres acabados en -a no son de género femenino, sino masculino, como el día o el mapa, sobre todo los acabados en el sufijo griego -ma: fantasma, estigma, magma, apotegma, etc., aunque en la lengua clásica del Siglo de Oro su género era vacilante. Por otra parte, cierto número de profesiones acabadas en el sufijo -ista dan lugar a ambigüedad, por lo que se les suele agregar el artículo la para deshacerla cuando se trata de femeninos: la especialista, la electricista. También son de notar las palabras cuyo género es ambiguo y vacilante, como mar o dote, si bien el uso las va decantando hacia uno u otro género: mar en uso culto es masculino, como en la denominación topográfica Mar Negro, mientras que en el resto de los casos es femenino, y dote ha quedado casi como femenino; otras son de género epiceno, porque su género no es relevante para indicar su sexo, casi siempre nombres de animales: la perdiz, el milano, el elefante, la jirafa, la liebre, el águila, la cabra... A esta clase de nombres se les suele agregar, para distinguir su sexo, la palabra macho si son masculinos o hembra si son femeninos. genero español También hay sustantivos con femenino irregular o léxico, llamados heterónimos: el hombre / la mujer; el caballo / la yegua; el yerno / la nuera; el carnero / la oveja; el padre, la madre; el toro / la vaca; macho / hembra; marido / mujer; padrino / madrina; caballero / dama; el jinete / la amazona. Algunas palabras cambian de significado si cambian de género: el mañana / la mañana; el vocal / la vocal; el clave / la clave; el trompeta / la trompeta; el corte / la corte; el cámara / la cámara; el capital / la capital; el cólera / la cólera; el cometa / la cometa; / el cura / la cura; el frente / la frente; el espada / la espada; el guardia / la guardia; el guía / la guía; el orden / la orden; el ordenanza / la ordenanza; el coral / la coral; el parte / la parte; el pendiente / la pendiente; el pez / la pez; la radio / el radio. Son femeninos los nombres terminados en -dad, -tad, -ción, -sión, -xión, -tud, -ies, -icie, -umbre, -sis, -ez y –triz, como la verdad, la libertad, la calvicie, la infección, la tesis, la vejez, la actriz, la cantidad, la amistad, la televisión, la lentitud, la mies, la superficie, la pesadumbre; hay excepciones, como el análisis, el énfasis y el juez. Por otra parte, la variación de género confiere algunos matices semánticos: los femeninos son habitualmente objetos más grandes (anillo / anilla, cubo / cuba), o se prefiere hacerlos objetos o cosas (el cosechador / la cosechadora; el impresor / la impresora), o se les da un valor despectivo: zorro / zorra; también se han notado diferencias sobre el valor colectivo del femenino en algunas oposiciones (leño /leña), y se ha apreciado que los femeninos indican en su mayoría, aunque no en todos los casos, fruto, y, los masculinos, el árbol correspondiente: manzana / manzano; pera / peral... Las normas para distinguir o transformar el género de los sustantivos son:

  1. Si el nombre en masculino termina con -o, en femenino termina con el morfema de género -a.
  2. Los sustantivos que en masculino no llevan el morfema de género o terminan en consonante, el femenino se forma añadiendo el morfema –a, por ejemplo: profesor - profesora, león – leona, escultor - escultora.
  3. Los números cardinales son masculinos.
  4. Los sustantivos que terminan en -esa, -isa, -ina o –triz son femeninos, cuyos nombres masculinos no poseen morfema de género masculino. Por ejemplo de príncipe - princesa, poeta - poetisa, héroe - heroína, emperador – emperatriz, gallo – gallina, actor – actriz, conde - condesa.
  5. Heterónimos. El masculino y el femenino son palabras distintas, por ejemplo hombre - mujer, toro - vaca, caballo - yegua, padre - madre, yerno - nuera.
  6. Sustantivos que tienen una forma invariable para el masculino y el femenino. El artículo y el modificador indican el género: el - la artista, el - la astronauta, el - la atleta, el - la ciclista, el - la guía, el - la estudiante, el - la intérprete, el - la modelo, el - la periodista, el - la testigo, el - la turista, el - la pianista.
  7. Sustantivos que se refieren a profesiones tienen diferentes formas: el abogado/la abogada, el doctor/la doctora, el ingeniero/la ingeniera, el jefe/la jefa, el secretario/la secretaria, el traductor/la traductora, el presidente/la presidente, el chico/la chica. El grado de aceptación que tienen estas palabras entre los hablantes depende, muchas veces, de diferencias dialectales que son las diferencias de frecuencia de uso en determinadas regiones.
  8. Sustantivos que cambian de significado dependiendo del género, por ejemplo: el capital - la capital, el cometa - la cometa, el corte - la corte, el cura - la cura, el frente - la frente, el orden - la orden, el Papa - la papa.
  9. Sustantivos cuyo género es ambiguo: el azúcar - la azúcar, el mar - la mar, el calor - la calor, el margen - la margen. Se debe también, en muchos casos, a diferencias dialectales.
  10. Sustantivos de ambos sexos. Por norma general, cuando hay un solo elemento masculino, sin importar cuántos femeninos haya, el conjunto se considera gramaticalmente masculino.
  11. Epicenos. Los nombres de animales que no tienen palabras diferenciadas se refieren a los dos sexos: hormiga, liebre, lagarto.